Thursday, December 31, 2009

VENEZUELA EM CRISE

Quien observe la situación actual de Venezuela sin la emoción que genera la disputa política no tendría mayores dificultades en admitir que el país se encuentra sumergido en una crisis de dimensiones desconocidas hasta ahora.
.La violencia social que genera el hampa común ha hecho de la vida de los ciudadanos una especie de lotería donde diariamente se rifa la existencia misma. Las cifras de víctimas de hechos delictivos no solo crecen sino que lo hacen a una tasa que genera alarma por el sacrificio, principalmente, de la juventud que cada día ofrenda su vida en manos del hamponato.Ha sido desbordado el gobierno por el auge delictivo y el desfile de ministros que han ocupado la cartera de Relaciones Interiores y Justicia no atina a articular una política sensata que lidie con el problema de fondo. Desde poetas hasta milicos han ocupado esos cargos fundamentales sin que hasta ahora se sienta que el problema está en vía de solución.Hoy, para todos los fines prácticos, Venezuela y especialmente sus estados fronterizos y costeros son territorio en disputa, como lo fue la ciudad de Chicago en los años treinta, azotada por las bandas de Alfonse Capone y John Dillinger, que sembraron el pánico en territorio sin ley y con unas autoridades corrompidas y desmoralizadas. Lo cotidiano es la muerte y el secuestro en entidades como Táchira, Sucre, Carabobo, Zulia y Caracas, donde el concepto de fuerza pública y el monopolio de la violencia disuasiva del Estado se esfumaron. En Venezuela existe el Estado para reprimir manifestaciones laborales y estudiantiles.El racionamiento. Si el anterior es un caso crítico, otra situación la constituyen las penurias que están sufriendo los venezolanos por la carencia de servicios elementales para el buen vivir. No es admisible ni tolerable que una nación dotada por la providencia de fuentes de agua abundantes, ríos caudalosos y con reservas de energía fósil como el petróleo, tenga que ser sometida su población a un plan de racionamiento que ha hecho que el Presidente de la República plantee como solución el retorno a etapas superadas, donde Venezuela padeció la falta de energía eléctrica y con ello la ausencia de servicio de agua potable.Una administración como la de Hugo Chávez, que ha dispuesto de recursos para regalarle al mundo, no puede venir con la engañosa excusa de que en Venezuela falta la electricidad y el agua por problemas climatológicos. Toda la problemática de esos servicios reside en la ineptitud. En la gerencia de la Corporación Eléctrica no fue ubicado un técnico sino un militar del entorno del Presidente y con la creación del Ministerio de la Energía Eléctrica la tarea tampoco se le encomendó a un experto en el ramo sino a un ex sindicalista petrolero cuya relación con el sector es anecdótica.El ministro Ángel Rodríguez conoce la luz porque enciende los bombillos. Su mérito fue haber sido asiduo y consecuente visitante de Yare, donde el Presidente pagó cárcel por la asonada militar de febrero de 1992. Y en el manejo de los recursos hídricos sucede algo similar, el nepotismo ha sustituido el profesionalismo y la técnica. El resultado: no tendremos luz y faltará el agua y con ello se resentirá la actividad económica y comercial.La corrupción enseñoreada. A lo anterior se adiciona una situación de corrupción generalizada en todos los órdenes de la administración pública. No existe un trámite, desde la obtención de un pasaporte hasta un premiso sanitario, que no pase por el tamiz del porcentaje corruptor. Gestores y cobradores de comisiones se han apoderado de las oficinas públicas ante la mirada de funcionarios que actúan como cómplices.Este cuadro de descomposición moral no puede concebirse sin la anuencia de los altos jerarcas de la burocracia pública. Una de las primeras tareas de otro equipo gubernamental en Venezuela tiene que ser la restauración de la sanidad en el manejo de los dineros públicos y llevar ante la justicia a los hoy ministros y antiguos alcaldes señalados con pruebas convincentes de actos de corrupción y daño al patrimonio.Pero la descripción estaría incompleta si no se menciona la crisis económica. Dos factores se conjugan, por una parte una elevada inflación que está disolviendo los salarios y por la otra el incremento del desempleo que ha implicado la pérdida de más de cien mil puestos de trabajo en un año.El país parece desconcertado, paralizado en su vida económica, nadie se atreve a invertir en empresas manufactureras por temor a la expropiación. El control de cambio es una tenaza que impide el uso del dinero fuera de Venezuela y condena a muchos venezolanos a una literal prohibición de salida del país. En medio esto el gobierno ha incrementado la deuda pública, que al cierre de este año pueden tocar la cota de los US$ 100.000 millones. Cuando todo esto ocurre, es lógico preguntarse si no está llegando la hora, por vías democráticas, de tener un nuevo gobierno ante la incapacidad del actual.

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